«No hay métodos, hay personas…»
Durante los últimos 30 años, si hay algo que ha estado en el centro de nuestro pensamiento y nuestro quehacer, han sido las personas que han formado parte de nuestro grupo.
Todo lo demás, ha estado siempre en un segundo plano. ¿De qué sirve el traje si no hay quién se lo ponga?
Como en cualquier grupo humano, siempre hay altos y bajos. Aparecen conflictos y dificultades que se nos presentan como problemas que bloquean nuestro camino.
Con el paso del tiempo hemos aprendido, que son precisamente estas situaciones las que nos brindan la oportunidad de reflexionar y crecer.
Hemos aprendido que, en el fondo, es Jesucristo quien tiene que ser el centro de un grupo scout católico. Es el modelo que nos enseña a perdonar, a tener esperanza, a amar… sin límites.
A partir de ahí, el camino siempre es fácil… es fácil acoger a quien llama a nuestra puerta, es fácil convivir…